domingo, 11 de mayo de 2008

Zona Narrativa (parti 1 bis)

Tierra de Gigantes.


Ellos me miran como serpientes hambrientas de un ratón. Ellos se arrastran hacia mí como si no fuera de su especie. Me siento diferente, no me siento una persona en este lugar. Me cuesta encontrar mi identidad. No se quién soy, no se quiénes son ellos, y tampoco se si quiero descubrirlo.

Pareciera ser una tierra de gigantes, entre los edificios, los muebles, los autos, me siento tan pequeño, y ellos mismos multiplican mi tamaño. Me rodean y me observan desde arriba como esperando que yo haga algo entre los barrotes, como si pudiera hacer algo allí. Escucho que murmuran pero no entiendo lo que dicen, ¿será un idioma de gigantes? ¿Hablarán en código a propósito para que yo no entienda lo que dicen? Cuantas preguntas y nadie que me responda…

Cuando estoy solo me asomo por la ventana, imaginando qué será del mundo allá fuera, lejos, donde ya la vista no alcanza. Lejos del ruido, de los gritos, de los autos, de esa gente extraña, lejos del miedo. Todos los días me pregunto que sería de mí lejos de ese lugar.

Me resulta difícil entender exactamente donde estoy si la única fuente de conocimiento que tengo es lo que observo por la ventana. No he salido de detrás de estos barrotes desde que tengo uso de memoria, y aunque intentara escapar, me atraparían antes de dar dos pasos, están por todas partes.

Llegué a un punto en el que solo puedo sentarme y llorar, llorar y esperar. Se que alguien tiene que haber en este lugar que me ayude, que me entienda, pero por el momento no lo he encontrado. Así que decidí seguir sentado esperando, convencido de que la espera tiene sentido.

Para mi sorpresa, a la mañana siguiente, sentí una voz hablando, pero no había otra vez que le contestara. Abrí los ojos, y era ella. Ella me estaba hablando a mí, y yo podía entenderla. La inmensa felicidad que sentí en ese momento no tenía comparación, por fin me sentía cómodo. Ella me hacía sentir cómodo. Ella, tan idéntica a mí que me hace sentir alguien otra vez en esta tierra de locos. Ella, que me mira fijo como si no quisiera mirar nada más, me demuestra que se siente igual que yo. Ahora puedo estar bien, siempre detrás de tanta oscuridad está su luz.

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