sábado, 3 de mayo de 2008

Un dia como los demas..

Sabado a la mañana, me sumerjo en la rutina una vez mas y salgo a la calle en busca de las monedas que me pagaran el boleto de colectivo. Tarea dificil, uno siempre termina comprando caramelos o alguna otra cosa que en verdad no quiere para lograr este fin.
Efectivamente, esta no seria la excepcion. Frente a la parada de la línea 2 se encuentra uno de esos kioskos de diario que parecen vender hasta cámaras digitales robadas.
- ¿Cuánto está el Clarín?
- $2,50 amigo.
-(¿Amigo? si ni me conocés, como me vas a decir amigo? cuanto confianza..)
- Ah, bueno, dame uno por favor.
- Acá tenés, tomá el cambio.
- Gracias.
Al finalizar la transacción me dirijo hacia la parada del colectivo y veo a una chica saludandome con la mano. Me parece familiar, me acerco y me doy cuenta de que es una amiga que no veia hace años.
Nos pusimos a charlar de la vida, de como habian cambiado las nuestras desde que nos conocimos. En ese momento llego el colectivo.
Mientras pensaba por dentro en lo linda uqe se habia puesto (para que negarlo, no?) le pregunte:
-Te tomás este?
- Si, voy para caballito.
- Bueno, vamos juntos, yo sigo después.
Subimos, y continuó la conversacion por al menos media hora hasta que ella se bajó. Y ahi llegó mi turno, un rato después me encontraba tocando el timbre para bajar.

Nueve de la mañana, ya me encuentro en el lugar donde el tiempo no avanza, más conocido como el trabajo (aunque yo lo llamaria infierno).
En este lugar adquiero un tic de sacar el celular del bolsillo cada minuto y medio para mirar la hora con la esperanza de qeu sean las res de la tarde.
En fin, comienzo a hacer mis tareas, hasta que una compañera me pregunta si necesito ayuda, ya que ella no tenia nada que hacer. Luego de llenarme de envidia porque yo sí tenia mucho que hacer, le pasé un par de tareas y le agradecí (que se joda por preguntar no?).
Como el ambiente estaba algo silencioso, entré a internet, a youtube, y puse videos de Queen para escuchar. Hicieron un poco más amena la mañana.
Se hicieron las tres, ¡por fin! pero ahora me encuentro en otro problema, necesito monedas para volver. Para mi suerte, otra compañera tenía unas de sobra que fueron mi salvación. Así que le agradecí, saludé a todos y emprendí camino. El colectivo llegó rapido, subí, pague el boleto y me senté. Saqué un cuaderno y comencé a escribir algo que después titulé "Un dia como los demas".

Siempre nos cansa la rutina, peor todos los dias hay algo, por mas minimo que sea, que hace qeu ese dia sea distinto a los demas. Tal vez haya que prestar atencion a esas pequeñas cosas para no tener tendencias suicidas luego de unos meses.

No hay comentarios: