domingo, 24 de agosto de 2008

Proceso de Escritura

Proceso de escritura del Proyecto:

Día 1.

Luego de haber recogido material sobre el tema al cual voy a abocarme en el proyecto de escritura, me siento a escribir. Como si fuera tan fácil ¿no?

Un día sin mucha inspiración ni tiempo para dedicarme. Decidí postergarlo y volver a revisar el material una vez más, a ver si surgen ideas.

Día 5.

Acá estoy otra vez, sentado en el sillón más confortable de la casa con una birome y un cuaderno, y un vacío en la cabeza. Esta vez, traté de estar más relajado, más concentrado. Pero parece que mi cabeza no tiene ganas de pensar, no carbura, no fluyen ideas.

Siento que pierdo el tiempo pensando en vano. Nada viene a mi. Creo que tengo que cambiar de estrategia.

Día 9.

De nuevo, acá estoy. Esta vez en un bar cercano a mi casa, a ver si algo cambia, si los ruidos de la calle, la gente pasando de un lado a otro o el capuchino me pueden inspirar.

Empiezo algunos bocetos, bosquejos de una historia que terminarán luego arrugados en el tacho de basura.

Hay algo que no entiendo, siempre fui de esas personas que no necesitan sentarse a pensar para poder escribir, siempre estaba haciendo otra cosa y la inspiración venía por sí sola. A pesar de agradarme el trabajo, creo que no sirvo bajo consignas, hay algo que me impide escribir y no sé porqué.

Día 16.

Decidí despejarme unos días a ver si algo cambiaba. Pero también intente hacer un cambio yo. Un ambiente distinto, esta vez, el colectivo que me transporta al trabajo los sábados por la mañana, el 2.

Si hay un beneficio que me provee trabajar los sábados, y probablemente sea el único, es que viajo sentado. Ese rato sentado bien lo puedo usar para dormir, lo cual me vendría bien, o en este caso, también de utilidad, para escribir.

Siempre me sirvió el viaje en colectivo para escribir. Me gusta poder ver por dónde voy, la calle, la gente, las plazas, lo único que no me gusta es el tráfico, pero los sábados eso no es un problema tan grave. En fin, por eso odio viajar en subte, será mas rápido, pero siempre está lleno y no veo dónde estoy.

Pero volviendo al proyecto, el viaje me sirvió un poco, logré rescatar algunas frases depositadas en el cuaderno, con una letra prácticamente ilegible a causa del mal conductor de colectivo, pero puedo descifrarlo.

Día 17.

Otra vez en el sillón más confortable de la casa, revisando los manuscritos de la odisea en la línea 2. Minutos y minutos de silencio incómodo frente a la pantalla (sí, decidí ahorrar tiempo y empezar directamente en la computadora, aunque vaya en contra de mi tradición), vagando en las nubes. Trato de enfocarme en lo que tengo que hacer.

Primero, quiero ver de qué forma hacerlo. En el territorio de la guerra había leído un texto, de José Martí, que mantenía un modelo como de diario, explicando como transcurrían los días. Y me pareció interesante hacer algo de ese estilo, ya que quería escribir algo relacionado con el genocidio armenio, sería un buen enfoque el diario de un sobreviviente, algo así como mi bisabuelo.

Día 18.

Ayer solo dejé la idea asentada, un punto de partida. Hoy quiero darle forma. Después de tantos días sin escribir nada perdí práctica. Vamos a ver qué sale.

Día 19.

Llego a mi casa por la noche después de un largo día y me siento a leer lo que escribí ayer, a ver si algo surge o si hago cambios.

Resulta que sin darme cuenta está casi terminado, la idea está, faltan unos retoques y una revisión en la redacción, pero fue un avance.

Quiero terminarlo hoy, aunque sea tarde, pero no estoy inspirado.

Día 21.

Por fin otra vez tengo tiempo para dedicarme. Esta vez tengo que terminarlo, ya es hora. Después de haber leído sobre el tema al que me aboqué, y de haber consultado con conocidos de la colectividad, estoy listo para darle forma a la historia.

Algunos retoques y ya está, una última pasada de ojos por la pantalla.

¡Ah! Pero falta el título che. Quiero algo que se identifique con la historia de mi familia, de todas las familias que sufrieron, de todo lo que pasó. Y se me ocurrió, con un cierto grado de plagio de una película, llamarle “Si nuestra tierra hablara”, porque opino que resume bien el contexto. Me gusta, lo voy a dejar así.


Conclusión:

A pesar de que no es mi costumbre escribir bajo consignas, es como que cierto que me quitan libertad; y a pesar de que me costó llegar a la inspiración, es cierto que disfruté la idea de poder elegir un tema y desarrollarlo basándome en alguno de los territorios, y me sirvió para aprender más sobre mi pasado, un pasado en el que yo no existía pero que me marcó, ya que tal vez si las cosas hubieran sido diferentes yo no hubiera nacido o estaría viviendo en otro país, o quién sabe lo que hubiera sido de mí.

En algún vago sentido, fue como hacer un viaje al pasado, o tal vez en el presente, hacia el lugar donde todo empezó, donde mi apellido se formó, nació, se desarrollo, y sufrió los peores castigos injustificados.

Ojalá un día reconozcan lo que hicieron, lo acepten y pidan disculpas. Eso deberíamos hacer todos cuando hacemos algo mal.

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