jueves, 16 de octubre de 2008

Argumentación, página 19

Un pez en tierra.

Marx dijo una vez: “Todo lo sólido se desvanece en el aire”, lo que se podría interpretar como que no existe nada concreto, nada absoluto.

Aplicando eso a las verdades y mentiras, podríamos decir que el mundo, el día a día posee más mentiras que verdades. Una verdad puede pasar a ser una mentira de un día para el otro; y una mentira, tarde o temprano, es descubierta. El problema está en que, al descubrirse, probablemente sea suplantada por otra mentira.

Pero, hoy por hoy, ¿qué no es una mentira? La mentira es un recurso de todos los días, no podría calificarse como algo maligno, pues si así fuera, todos estaríamos condenados al infierno.

Volviendo al tema, la mentira está presente, casi sin exagerar, en cada minuto de nuestra vida. Desde la chica que le pregunta al novio si se ve gorda con ese vestido y él obviamente, a menos que sea un loco desquiciado que pretenda que le peguen un carterazo, contesta que no; hasta cuando ponemos en el currículo que tenemos un nivel avanzado de informática y no sabemos dónde se pone un diskette, o ni siquiera como se escribe esa palabra; o incluso, tomando un caso burdo y patético, cuando Wanda Nara dijo por televisión que era virgen.

En fin, la mentira está en cada aspecto de la vida, está en nosotros creerla o no. Aunque sino creemos, viviríamos un poco paranoicos.

Pero el problema no está en que haya mentiras. Al contrario, si todos se dijeran la verdad tal vez vivirían peleados. Una mentira pasa a ser problemática cuando se torna masiva, y perjudica a un grupo masivo de crédulos. Es el caso de lo que podríamos llamar “la mentira política”, es decir, cuando el gobierno nos miente, mediante el discurso de los medios, y lamento decir, que esto sucede constantemente. Se manipulan los medios para el beneficio de unos pocos, engañando a toda la población. Pero esto es aún peor, porque incluso sabiéndonos víctimas de esa maraña de mentiras, la aceptamos como si no mereciéramos algo mejor.

Una mentira siempre será descubierta, pero eso no quiere decir que deje de funcionar. Es verdad, siempre una mentira acabará por morirse, pasará a convertirse en una verdad aceptada y legitimada.

“Una gran mentira es como un gran pez en tierra: podrá agitarse y dar violentos coletazos, pero no llegará nunca a hacernos daño, no tenemos más que conservar la calma y acabará por morirse”.

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